Resumen: Es sabido que desde las Ciencias Sociales se ha llamado la atención respecto a las desigualdades que el sistema capitalista ha generado (y genera) históricamente en diversos ámbitos de las vidas cotidianas, tanto locales como globales. En los últimos 20 años, han aflorado una variedad de matices que profundizan la brecha entre quienes detentan este tipo de poder y entre quienes son sometidos por él.
La (re)emergencia del neoliberalismo ha consolidado (y naturalizado) su poder a través de modelos económicos trasnacionales, nuevos sistemas geopolíticos y un amplio espectro de conceptos de mundo (Harvey, 2007). Uno de sus cimientos ideológicos centrales es la despolitización de la realidad social, inclusive de la política misma, naturalizando las jerarquías, las diferencias y las violencias a través de una mirada escéptica.
Las ciencias occidentales no han sido ajenas a estos procesos generados por el capitalismo tardío y el neoliberalismo (Gilardenghi, 2021). Las arqueologías y las antropologías han visto influenciadas sus agendas de investigación, sus marcos teóricos y sus metodologías, para sobre-adaptarse a esta aparentemente nueva y compleja realidad socio-económica fragmentada y especializada. La hegemonía de la neutralidad ha conllevado, a escala endógena y exógena, la conversión de gran parte de estas disciplinas científicas hacia el “asepticismo” epistemológico (Curtoni, 2008). Modificando la matriz de la disciplina, el discurso neoliberal ha jugado un rol preponderante en esta transformación.
La intensificación de los academicismos científicos, distanciados y desvinculados de las problemáticas locales, el redireccionamiento productivo hacía los estudios de impacto socioambiental y el protagonismo de la gestión patrimonial, son solo algunos ejemplos de los cambios de las últimas décadas en la arqueología latinoamericana. En Argentina, tales realidades se ven profundizadas por una inestable situación profesional observable en el desfinanciamiento del sistema científico y la flexibilización en el ámbito privado (Haber, 2013). Ante este avance, proponemos este simposio con un objetivo principal, reposicionar a la arqueología en la arena política.
Creemos que esta es una dimensión transversal tanto a sus concepciones y teorías como a sus prácticas e intervenciones en el mundo sociomaterial. Con este horizonte invitamos a estudiantes, graduadxs, profesores y licenciadxs a enviar trabajos inéditos que buscan abordar a la arqueología desde un punto de vista político, en sus distintas escalas y perfiles. Exhortamos a que los trabajos avancen en temáticas que busquen desentrañar e indagar en las formas novedosas que toma el sistema (capitalista y científico) para controlar, someter y generar nuevos “despojos”, tanto sociales como económicos y ambientales.
Aceptaremos contribuciones que refieran, entre otras temáticas vinculadas, a la ética profesional, las relaciones de poder académicas, la descolonización del conocimiento, la arqueología en los movimientos sociales, los acercamientos epistemológicos a las anatomías disciplinares, etc. Pretendemos, de este modo, superar el énfasis en las grandes temáticas políticas (sin dejarlas de lado) y jerarquizar aquellos ítems relacionados con las prácticas cotidianas de sociabilidad, ya que creemos que ambos están mutuamente intersectados. Comprendiendo que la disociación entre lo político y lo científico es ficcional (Latour, 2007) y resaltando que en arqueología la política es, y ha sido, un eje inherente a la práctica desde sus inicios como disciplina (Lumbreras, 1984), deseamos promover un espacio donde las trayectorias de profesionales diversos se entrelacen en debates intergeneracionales sobre los procesos, los motivos y la importancia de atender a la dimensión sociopolítica de esta ciencia. Nos orientamos a construir un simposio que suscite la discusión y la reflexión, tanto a nivel personal como grupal, en un marco de respeto, escucha y diversidad.
Alentamos a aquellas contribuciones que no presenten resultados definitivos ni conclusiones cerradas, y que tiendan a interactuar con el auditorio de un modo significativo. Finalmente, invitamos a todxs aquellxs que, como profesionales o estudiantes, han atravesado y se enfrentan cotidianamente con las contradicciones de habitar un sistema que estructuralmente produce diferencias, desigualdades e impactos sociales, políticos, económicos y ambientales (Jofré y Otarola, 2013).
La incertidumbre del realismo capitalista nos ha dejado claro que la respuesta no está en la circunscripción en los individualismos tan promovidos por los discursos neoliberales, tan palpables en el sistema científico (Weissel y Ali Brouchoud, 2019). Si los horizontes deben ser colectivos y las prácticas situadas, entonces nuestras discusiones y procesos como sujetos disciplinares deberían excedernos como personas para constituirse en agendas intergeneracionales de interrogantes y compromisos sociopolíticos.