Resumen: “No hay sociedades igualitarias, sino actividades o situaciones igualitarias” es lo que enunciaba James Flanagan en su trabajo de 1989 titulado Hierarchy in simple “egalitarian” societies al referirse a la estructura social de las poblaciones no industriales. Todas las poblaciones contienen relaciones sociales que implican algún grado de diferenciación entre las personas sin que involucren necesariamente desigualdades económicas. Estas formas elementales de diferenciación suelen basarse en categorías de sexo, género, edad y características personales, donde el sexo está determinado por rasgos biológicos mientras que el género es una categoría cultural que se construye y cambia a lo largo de la vida de los individuos, sin estar necesariamente relacionada al sexo biológico.
Por el contrario, el género está determinado por los roles y relaciones sociales que mantienen los individuos a diario y es contextual e históricamente específico. Algo similar ocurre con las categorías etarias donde la niñez y la adultez son construcciones culturales específicas de cada sociedad que no siempre están aparejadas a un desarrollo ontológico. Es decir que los momentos en que comienza la adultez varían de sociedad en sociedad sin estar relacionada a la madurez biológica.
Existen diversos estudios sobre diferencias de sexo, género y edad en sociedades pasadas bajo el supuesto de que los objetos y los cuerpos están imbuidos y conformados por relaciones sociales. Los objetos son constitutivos de las personas; las biografías de las materias son inseparables de las personas en tanto han sido creadas, apropiadas o resignificadas a lo largo de sus vidas. Sin los objetos y sus acciones asociadas, las relaciones sociales carecen de significado, ya que no hay nada que las medie.
Es así como las tradiciones, los valores y las habilidades de los individuos pueden ser expresados en los objetos y los cuerpos, ya que las acciones individuales y/o grupales tienen el potencial de producir consecuencias materiales predecibles, derivando en diferentes tipos de materialidad. En este sentido, los objetos y los cuerpos incorporan y expresan historias y modos de vida específicos, así como categorías culturales y sociales a las que pertenecen los individuos, ya sea en términos de estatus, edad, género, sexo, clase, o una combinación de ellas.
El objetivo de este simposio es generar un espacio de discusión sobre el sexo, el género y la edad en sociedades pasadas. Por lo tanto, convocamos a la presentación de trabajos que exploren los modos en que las relaciones sociales se incorporan, construyen y se manifiestan en la cultura material y los cuerpos para expresar categorías de sexo, género y edad, los roles sociales, la niñez, el pasaje infancia adultez, la vejez, la feminidad y masculinidad en el pasado.
El simposio no se circunscribe a un espacio, tiempo o evidencia determinada. Por el contrario, está abierto a la recepción de trabajos que ahonden sobre el estudio de las relaciones sociales en el pasado teniendo como eje principal la diferenciación en base al sexo, género y edad, ya sea por medio de análisis bioarqueológicos (prácticas mortuorias, inferencias sobre estrés mecánico, modificaciones corporales, estado de salud y enfermedad, estado nutricional, análisis de isótopos estables, indicadores de violencia, análisis genéticos), de objetos personales (adornos, juguetes), arte mobiliario o rupestre, iconografía cerámica, entre otros. Así mismo son bienvenidos los trabajos que realicen una articulación entre el registro arqueológico con fuentes etnográficas o etnohistóricas o propongan metodologías para abordar la problemática.