SIMPOSIO

Las Retoricas Y Argumentaciones De La Arqueología

Resumen: Todo tipo de discurso y narrativa posee en su trama una retórica que deviene de la intencionalidad del/a autor/a. En la retórica se constituyen varias técnicas de persuasión que ponen en práctica maneras de convencer a una comunidad de hablantes y lectores, acerca de la verisimilitud de un mundo cargado de hechos, personas y cosas. En ella se esgrime una performatividad como capacidad artística de influir a través de la palabra, la destreza de mediar un cambio en la lectura de cualquier receptor/a. Especialmente en el campo de las relaciones de poder, la retórica es una práctica comunicativa y social que ejerce una política del uso del lenguaje, en el seno de las manipulaciones que un/a autor/a hace de su público.
En principio la retórica es soberanía de las argumentaciones que utilizamos para establecer lo que es aceptable, razonable y preferible de circunstancias y escenarios sobre los que se habla y escribe. La argumentación se asocia a los contextos de entendimiento lingüístico intersubjetivo para lograr consensos de conocimientos compartidos en una comunidad, donde cada sujeto debe saber cómo argumentar según sus necesidades de acción y de comunicación. Allí precisamente el argumento comprende las proposiciones y los puntos de vista que se eligen para convencer, organizando convicciones, creencias y razonamientos con la trama significativa de una narración. En las formas en que se presentan los argumentos a una audiencia, adquieren importancia las maneras en que éstos repercuten en la sociedad, bajo qué formatos se consumen, cómo se los apropia y reproduce, y si son incorporados o resistidos en un imaginario colectivo.
Toda comunidad académica en su autoridad para expresar un conocimiento experto cobija la madurez de un grado de argumentación sobre la validez de su gramática y pragmática. Dentro de los límites disciplinarios de la arqueología escribimos historias convencidos incuestionablemente de ciertas prácticas científicas que fundamentarían nuestras interpretaciones y procedimientos narrativos. La solidez argumentativa que obtenemos de nuestros trabajos de campo, de los relevamientos sistemáticos, las recolecciones meticulosas, los registros pormenorizados, de los esfuerzos objetivantes e imparciales en torno al uso de los testimonios materiales y de privilegiar el mundo de las evidencias, nos conducen a convicciones que forman parte de presupuestos discursivos del pensamiento occidental, que reclaman para sí estatus de objetividad, veracidad y razonabilidad. La arqueología en su afán de conseguir una verdad o verdades transitorias, ha recorrido arduamente un terreno fértil de interpretaciones, que, en cambio, han hecho que su textualidad y literatura se predispongan a crear verosimilitudes del pasado en sus disquisiciones del presente. Desde esta concepción, una retórica de la arqueología permite pensar que corresponde a la arqueología cuestionar y deconstruir su propio discurso y narrativa, en su cientificidad y sociabilidad, conforme a sus usos del lenguaje como un dato e información, una transparencia de la realidad, una herramienta de comunicación, en relación a su vocabulario técnico en una palabra, una expresión y un metalenguaje de la disciplina.
Para las exposiciones se sugieren algunas preguntas detonantes de temas epistémico-ontológicos y sociopolíticos, que puedan habilitar otras cuestiones de interés. (1) ¿Cómo se diseñan los argumentos en arqueología desde los distintivos enfoques de estudio actuales?; ¿qué hacen los/as arqueólogos/as para que sus historias sean creíbles y cómo cimentan la verosimilitud de sus narrativas?, ¿cómo se pueden comprender sus juicios de valor al distinguir lo que es esencial, significativo e importante de lo que no lo es, desde los trabajos de campo, los análisis sobre la materialidad, el vínculo con las comunidades locales, hasta la construcción de un texto?; ¿qué tipos de argumentos se utilizan para incluir o rechazar una excavación arqueológica?, (2) ¿De qué forma las comunidades originarias contemporáneas facilitan o desestiman los argumentos posibles para reforzar las intervenciones territoriales de la arqueología y la plausibilidad de sus interpretaciones del pasado? (3) ¿Cómo la economía extractivista argumenta a favor de las condiciones de existencia de la postdisciplina, proveedora de tecnología e ideología para el capital financiero del neoliberalismo?, ¿de qué maneras la arqueología por contrato defiende y convence de la comercialización de sus conocimientos y servicios en los sectores públicos y privados, frente al Estado y a empresas nacionales e internacionales?, y ¿cuáles serían la idoneidad moral y los límites éticos de nuestra práctica disciplinaria en la vigente racionalidad política del libre mercado?